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La maleta de mi Padre…

En 2006 el escritor Orhan Pamuk, uno de mis favoritos, recibió el máximo galardón de la Literatura. El Premio Nobel que no buscaba llegó en la mítica llamada telefónica en la que se hace el protocolo de anunciación. Cuenta Pamuk que su hija al recibir la llamada de parte de él pensó que era broma. En la mayor parte de las historias de Nobel el elemento de incredulidad se presenta como mago con varita mágica hasta que después de un lapso de tiempo la credulidad cae por su propio peso.

Merecido el galardón para el turco que grita verdades de su tierra a manera de letras, frases, personajes especiales e historias que se tejen con ambas manos.

Para la preparación de la entrega formal de Estocolmo se ensaya, se da lección del solemne juego de manos para tomar los papeles en los que se ha escrito el esperado discurso.

Pamuk en dicho escrito fue muy breve y contundente. Hablaba de las enseñanzas de un personaje en su vida que le regaló la ilusión por un área que implica soledad, sacrificio, investigación, pasión y encierro: la escritura. Su padre había querido ser escriba de sus tiempos pero no lo logró. A él, a su hijo le inculcó que luchara por su sueño y que no escuchara las voces de sirenas negras que le invitaban a salir cuando el solo quería que sus dedos danzaran en una máquina.

A sus 22 años Pamuk ya poseía una biblioteca con más de 1,500 libros ya leídos. A la edad de ser premiado, cerca de 7,000.

Pamuk cuenta que su padre antes de morir le regaló una maleta. Una que contenía artículos que serían importantes de herencia y que no debería ser abierta hasta que la muerte se lo llevara. Más que artículos, Pamuk habló sobre el legado tan importante de su padre al transmitirle la calma y serenidad que necesitaría para amar la Literatura, para pensar en el oficio y para crear las metáforas que impactan al lector.

Pienso en la maleta de todos los padres, de cada una de ellos, lo que encierran, lo que elijen, lo que ha sido parte importante de sus etapas de vida. Son tesoros, son joyeros, son de cuero grueso que protege su interior.

Si cada uno pensáramos en las maletas de nuestros padres, ¿Qué contendría? ¿Qué memorias nos gustaría encontrar?

De mi padre y su maleta conservo muchas cosas. El, que un 2 de Enero decidió lanzarse a otra dimensión dejaba su legado tan suyo, tan propio. El, que un mediodía de domingo al dormir su siesta no despertó. Una muerte justa, leve, rápida.

Su maleta hoy contiene muchos utensilios.

Tiene una taza de café muy caliente con el que visitaba a su madre diario. Un café que significa ser buen hijo.

Tiene un periódico arrugado con el que se informaba diariamente del acontecer. Un diario que significa ser curioso por aprender.

Tiene un tequila bien helado en un caballito de cristal, uno que significa su amor por la Patria y por querer hacer las cosas mejor por el bien común.

Tiene una flor roja aromática que es el resultante de su amor para su mujer, su compañera, su cómplice.

Tiene una serie de juguetes pequeños para todos sus hijos, juguetes que son la protección que dejó para todos, su legado, su previsión.

Tiene un trío tocando melodías a su lado, melodías que acompañan las múltiples cenas que con amigos compartió.

Tiene un caminar lento, seguro, con zapatos de piel negra y con una ropa pulcra y clásica que significan su fuerte presencia.

Tiene algunas bromas, algunos chistes, algunas risas, y digo algunas porque siempre le gustó ser selectivo con sus momentos, sus divertimentos, sus hobbies.

Tiene libros, revistas, muchos juegos de beisbol y muchas playas tranquilas con atardeceres de silencio.

Tiene anteojos de lectura que significan sus lecturas y su compartir con su padre.

Tiene otras cosas, otras que son sólo mías.

Mi padre dejó una maleta muy bien cerrada. Con un candado en el que todos tenemos una llave para abrir cuando se antoje.

A veces ni siquiera el candado tiene que ser abierto. A veces aunque permanezca cerrado, su contenido está tan brillante y presente.

Las maletas, esos artículos que nos acompañan en travesías son también las que se dejan cuando el viaje por partir no tendrá boleto de retorno.

Pamuk regaló su maleta en un discurso. Yo hoy cuento con las facultades para saber que en la maleta de mi Padre siempre encontraré mi reflejo.

Siempre hay alguien que te espera…

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