
La certeza de un año…
Este año comencé a escribir certezas. En un ejercicio que era natural desarrollar como consecuencia de la lectura diaria, de las palabras aprendidas, las historias leídas, los autores descubiertos. Un año que sigue de muchos en que mis piernas, mente y dedos se conectaron para poder plasmar en una hoja o dos, pequeñas historias de las cuales he sido testigo. Porque me gusta escribir, porque me gusta entregar, porque me gusta que la consciencia se dispare y la imaginación baile en muchos ritmos distintos.
Hoy solo quiero manifestar mi agradecimiento a ti, mi lector, por seguir mis pasos, mis viajes, mis testimonios, mis opiniones. Quiero agradecer los comentarios generados, las palabras pronunciadas ante los hechos contados.
Se cierra con este escrito la última historia de muchas, de muchas semanales que comenzaron hace varios meses. De los martes los adelanté a domingo para que en el día de descanso pudieras tener algo más que leer. Porque de a poquito se genera un hábito, porque cuando llegaba tarde llegaba el reclamo. Y eso creo que hice bien, formar el hábito de la certeza en domingo. Y así seguirá siendo, bajo promesa lo hago.
De este año yo sólo puedo rescatar que vivimos bajo todas las emociones, cada una fue apareciendo en la vida de las personas para ser tocadas, esculpidas. Un año de regresos, de prisas, de aventajar la lentitud pasada, de escuchar la música en pausa, de edificar el edificio a medias. Un año que nos regaló la certeza de nuestras pasiones, la creatividad escondida, la lucha de salir un poco más a flote. Un año en que la salud se cuidó más que nunca, en el que el dinero se trató de multiplicar, la amistad reforzar y los dolores a ser platicados en salas virtuales con expertos en otro lado de pantallas. Salud mental de caminados angostos, ojos abiertos a oportunidades, cenas con brindis al por mayor, pero sobretodo fue el año en que decidimos no ser mecánicos, a quedarnos con lo que realmente nos alimenta, a romper lo que no gusta, a hilvanar lo que realmente importa.
Un año en el que pintamos esperanzas, bailamos alegría, construimos estabilidad, capturamos imágenes crudas, filmamos escenas diversas, escribimos capítulos brillantes. Un año diferente, un año con otras realidades.
Hoy deseo que tu mundo gire con las pausas adecuadas, las velocidades idóneas, la risa y el canto en tu piel. Porque aquí estamos y si estamos, gocemos. Si estamos, andemos con el pié ligero, la vista al frente sin olvidar que las miradas que hay detrás conformaron nuestra alma actual.
Hoy deseo fortaleza y sencillez, deseo que sigas amándote porque siempre hay alguien que te espera, y ese alguien eres tú y tus circunstancias. Ese alguien que espera lo hace por ti en esa esquina con tráfico y transeúntes alborotados que ayudan a que perfiles tu realidad.
Quiérete mucho, quiérete bien….
Que la Navidad sea pacífica y que tu año 2023 esté rodeado de la contemplación necesaria para que vivas tu vida a través de las historias que abrazarás.
Siempre hay alguien que te espera…