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Época rota, mensajes diarios…

Hoy hago este blog en sentido de belleza y empatía. Hoy trato de enlazar dos variables que he estado palpando con mis manos y letras en últimas semanas.

Tantos betunes revueltos en un pastel hacen que su bocado sea empalagoso, incierto, sin sazón. Observamos el mundo que prácticamente está deshojando las hojas que fueron en un pasado acodadas y sentimos que la naturaleza grita, que los humanos gritan, que las voces gritan.

Hoy trato de enlazar lo que serían capítulos importantes en esta época tan rota.

El 7 de Octubre del 2023 quedará sin duda escrito en los libros de historia como un comienzo de una guerra que estaba a punto de estallar. Digamos que el recipiente se mantenía con suficiente agua y fuego bajo que más tarde produjo el primer hervor. Pero sabemos que después del primero, el agua estalla y se aplaca para minutos más tarde, hervir con más fuerza.

Ese día en particular y por azares del destino pude comenzar a tener contacto con dos personas desconocidas para mí y que se encontraban en el epicentro de la catástrofe. Una vive en Tel Aviv, otra en Canadá.

Poco a poco abrieron sus cámaras y letras para poder informar de primera mano. Rachel, una activista que comparte su tiempo entre Nueva York e Israel es la primera que pude notar entre tantos mensajes. Rachel todos los días relata a nosotros lo que acontece, el ruido de sirenas, el correr a bunker en su domicilio, noticias locales, palabras de familiares de rehenes en Gaza y también, hace ronda de preguntas y respuestas. Para mí ha sido lo más claro de este conflicto, alguien que no toma lados como partido de futbol y trata de ser objetiva en sus relatos. Ella como yo, repudia a los actos terroristas pero a su vez, repudia la venganza diaria de un gobierno en el cual su líder tiene menos de 5% de aprobación. Tiene empatía, no habla de odio, recuerda su historia pasada y trata de que una historia futura se manche.

Rachel hoy, por ejemplo, nos dijo que anoche cientos de personas se manifestaron fuera de la casa del Primer Ministro Israelí para exigirle su renuncia. Envió la foto para verificarlo.

Eso, las televisoras y noticias, no lo dicen. No conviene, no hace bien, se necesita mantener el fuego en la olla.

Hoy por ella, que está en un bunker, sé lo que muchos no saben.

Nadie le exige opinión, ella prefiere activar el mensaje de que la práctica siempre estará encima de las palabras.

Ella tiene sesiones diarias con un terapeuta, trata de mover su cuerpo lo más posible y estar en contacto con su familia. Respeta sus costumbres judías y alaba las del pueblo de Palestina. Ella sabe lo que dice más que muchos. Ella está ahí.

Todos los días desde esa fecha yo le envío mensajitos privados. Trato de animarla, de decirle que lo está haciendo bien, de verbalizar con ella que su realidad no es linda, pero que su energía y bravura son actos distintivos.

No la conozco, no me conoce.

Sólo responde gracias, explica un poco y saluda a México. Ella sabe que una persona lejana está ahí, cercana. Y conmigo muchas más tratando de distraerla y dándole el mejor panorama posible.

A su vez y el mismo día pude hacer el mismo ejercicio con una Palestina que vive en Canadá. Ella tiene familia en Gaza y ha sido difícil poder calmar sus ánimos. La tristeza la visita a diario con la incertidumbre de su gente en el área problemática. Ella tiene el ánimo por los suelos pero agradece los mensajes de la gente que la saludamos de diario. Ella se llama Sahri. También, al igual que Rachel opina en un cese al fuego y tratar de salvar una masacre de ambos lados.

No hay fobias étnicas, no se llenan de odio.

De primera mano siempre es mejor que de segunda. Lograr tener el contacto de ambas fue mi habilidad de poder discernir entre tanta gente politizada y ciega por acontecimientos rojos de sangre.

A ellas desde ese día les envío unas palabras de aliento. A ambas cada día las tengo en mi mente para enviar un poco de buena energía.

Yo las escogí a ellas. Las adopté una de cada lado de la línea trazada hace años por la ONU para poder platicar, intercambiar, animar y darles algo de energía brillosa. Ellas lo agradecen. Yo y muchas personas somos su enlace con el mundo real. Una está encerrada entre fierro de seguridad, otra encerrada en su tristeza de familia.

Los actos que la humanidad necesita son así. Simples, sencillos, de contacto, de abrazo. No se necesitan opiniones de alguien que no es experto. Hoy a muchos se pide su postura y muchos no quieren hablar. Porque si no se sabe la historia, ¿Cómo se puede ejercer una opinión? Pero si alguien sabe el pulso de esta guerra son las personas que están en el territorio o con su sufrimiento en el mismo pedazo de tierra.

Hoy este blog lo dedico a Rachel y a Sahri. Dos desconocidas que hasta hoy y desde entonces diariamente alimentan los mensajes privados de mi cuenta de redes sociales.

Hoy les abrazo y las presumo como parte de un ir y venir de palabras a miles de kilómetros.

Hoy sé que hace 7 minutos las sirenas en Tel Aviv suenan y que Rachel está corriendo a su sótano. Hoy sé que Sahri llora por no saber si su familia directa está viva.

Ya tuve contacto con ambas. Ya les desee un buen domingo en la medida que se pueda. Ya saben que alguien de México está ahí.

Hagamos humanidad con pequeños actos. Actos que son tan caros porque se forman de Voluntad.

Para Rachel y Sahri. Por su vida y realidad.

Siempre hay alguien que te espera…

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