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Tan verde como el Agua, tan fuerte como Mezcal…

Chiapas es un estado diferente, verde, con vegetación que baila a través del viento y del agua. Visitar Chiapas es una sorpresa para mexicanos y extranjeros, se camina en sus calles de adoquín, se persigna en su Catedral y se toma en un mezcal, así, directo y sin pausas. Hace cinco años emprendí mi descubrimiento a esta entidad, me sorprendió, me regaló matices de negros, blancos y con manchas de pintura que mi mente no podrá erradicar.

Era un 31 de Diciembre y yo quería conocer sus ruinas, sus cascadas y sus lugares tan fotografiados que no dejan huella de lo que hay alrededor. Carreteras sucias, con gente estática, con ambientes de peligro. Decidimos mi familia y yo ir con un chofer conocedor de la zona. Ante circunstancias así, se debe de proteger con un extraño que se recomienda como honrado. Y así era Antonio. El con su cuidado nos adentró en un mundo que es familiar en México. Carreteras inseguras, eventos de revueltas y episodios que representan un pasado pero no pueden evitarse en el presente. EZLN. Antes de cruzar la frontera creada por los integrantes de este movimiento, Antonio nos advirtió: se acercarán al coche, enseñarán un pliego petitorio (copia fotostática arrugada firmada por Marcos), el Ejército estará observando siendo cómplice, pedirán la cantidad de dinero que ellos decidan según el carro y vestimenta, enseñarán sus machetes, tendrán su pasamontañas sucios y su aliento a sotol. No conversen con ellos, no los miren directamente a sus turbias pupilas, saquen el dinero y listo.

Toda esta doctrina me puso en estado de nervios. Tendría que enfrentarme con los que una vez fueron parte de un anuncio bajo el mando de unos ojos verdes. Unos ojos traicioneros y con sed de reflector. Así que nuestro coche marcó $1,500.00 MN para poder pasar. Pero yo no podía quedarme callada, mi naturaleza nunca ha sido así. Así que decidí dialogar con el famoso integrante de EZLN. En la charla este hombre me comentó que tenían órdenes estrictas de pedir dinero a los que lo tienen para darlo a los que no. Que una parte se recolectaba para enviar a su “Jefe” y con la otra, ellos trataban de vivir.

¿Y dónde está tu Jefe? Le pregunté. No supo contestar.

¿Y cuál es la causa que persigues? Tampoco supo contestar. Yo solo sigo órdenes, comentó.

¿Y el Ejército? Pregunte. Ellos nos cuidan para que todo salga bien…para que todo salga bien.

Para que los autobuses de turistas italianos paguen por pasar por vía libre, para que los mexicanos paguen su boleto a la naturaleza que nos pertenece, para que ellos tomen mezcal.

Después de un diálogo, el hombre comenzó a preguntarme a mí. Tenía derecho, yo había estado indagando en su vida.

¿De dónde es usted? Monterrey, Nuevo León.

¿Dónde está eso? Al norte del País.

¿Ahí también está Marcos? No, no está.

¿Viven bien? Trabajamos, y con eso buscamos dibujar una vida digna.

¿Y si me lleva? ¿Y si me lleva? La pregunta me retumbó. Un integrante del EZLN quería que yo tuviera la grandiosa idea de traerlo aquí.

 ¿Y qué sabes hacer?

No pudo responder. Lo que él sabía hacer era parar carros, cobrar cuota y entregar la Dádiva a su Jefe.

No, en Monterrey no hay espacio para eso amigo. No lo hay.

Pasamos no sin antes hacernos acreedores de una marca puesta en el vidrio retrovisor. No la borren, advirtió. Toda esa aventura la pasé pensando si la marca sería la seña de un ataque. Al regresar después de 6 horas de expedición nos volvimos a topar con los hombres de machete. Ya no estaba mi conversador, pero los otros vieron  “la marca” y nos dejaron pasar. Nos dijeron que la seña correspondía  a la gente que había pagado y dialogado de buena forma con ellos. La marca significaba un contacto visual, un “no tengo miedo”, un “explícame qué haces”, un atrevimiento que no muchos hacen.

 Nunca olvidaré la mirada enferma a través del pasamontañas, ni el machete sucio que rozó mi ventana. Nunca olvidaré que existe gente que no sabe su causa, que no tiene causa, que recolecta unos billetes, que ignora que su “Jefe” se los toma en un buen café expreso en el extranjero. Cada 31 de Diciembre, lo recuerdo.

México, tan absurdo, tan contradictorio, tan verde agua, tan fuerte mezcal, tan irregular adoquín, tan dorado de cruz donde los humanos se persignan. Y lo hacen para poder tener la esperanza de que se saldrá bien librado de ciertos episodios.

México, México…fuerte como mezcal, verde como el agua.

-La fotografía mostrada es de mi autoría y fue tomada en ese momento cuando desde dentro del coche. Es testimonio de ese día.-

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  1. A través de tu relato viví tu experiencia y cada día se hace más imperante la educación en nuestro México y cada día lo veo alejarse más …. Gracias por compartir

  2. Gracias por compartir este momento. Definitivamente, mientras leía pude trasladarme y vivir contigo esta experiencia.

  3. Los pueblos olvidados de México y su gente…tenemos la fortuna de pertenecer y vivir en el norte, de tener acceso a otros niveles de educación y cultura donde la historia se escribe diferente…Gracias por compartir tus experiencias tan significativas.

  4. Los pueblos olvidados de México y su gente…tenemos la fortuna de pertenecer y vivir en el norte, de tener acceso a otros niveles de educación y cultura donde la historia se escribe diferente…Gracias por compartir tus experiencias tan significativas.