Las flores y la calle de María…
Existe un arte de acción llamado Performance. Este nace desde la época de entre guerras mundiales cuando grupos de artistas se encerraban en cafés y mostraban sus atributos artísticos frente a sus audiencias. Los distraía, los acogía, los arropaba. Después llegaba la acción. La huída de territorio, la escapatoria a lugares neutrales, el exilio. Porque el arte siempre incomoda a los dictadores, a lo que no quieren que lo bello se muestre, a los que no gustan de verdades dibujadas. El performance quedó en un cajón mientras otros movimientos se creaban surrealistas, modernistas, expresionistas. Pero un día de sol en la ciudad de París se rescató el arte perdido para que la gente pudiese escribir en los muros lo que se había llevado la guerra en su ser. Todos participaron. Todos querían que el muro gritara lo que sus mentes guardaban. Y así, el Performance renació en los 50´s hasta hoy, siendo un arte de shock mudo, de ojos abiertos, de movimientos extraños. En el performance la figura del artista es obligatoria tanto física como metafórica. El artista crea lo que otros verán, aunque no esté presente. Y eso me ha recordado la noticia que hoy capturé en las redes sociales, en ese pequeño espacio que tienen esos artefactos para mostrar cosas bellas entre la banalidad y superficialidad.
El viernes por la noche la ciudad de frontera Tijuana vivía momentos agudos. Sus manecillas de reloj se detuvieron y por un momento retrocedían a las épocas de antaño que nuestro México sufrió. Esas de bala y fuego, de carteles colgados, de botellas estallando como nombres de grupo de rock. Y la ciudad volvió a sus casas y a recorrer con pasos de prisa su resguardo. Mientras eso ocurría, una mujer preparaba los ramos de flores que se venderían al día siguiente como parte de su rutina laboral. Una florería, ramos, flores y muchos te amo con olores rosas. Pero la ciudad tenía tanto miedo que por un momento olvidaron el amor repartido y más que el riesgo de comprar unas flores bellas corrieron sus persianas. La mujer tenía tanto amor resguardado que decidió repartirlo a las calles, y los ramos fueron sujetados en los semáforos, en los postes de cemento, el los letreros de calles, en las puertas de negocios cerrados, en las avenidas vacías, en las bancas de los parques, en las bicicletas estacionadas, en las fronteras buscadas, en los letreros publicitarios, en las puertas amortiguadas. Flores, ramos de flores con la leyenda PAZ. La mujer no lo sabe pero lo creado es un movimiento artístico, uno que merece estar en los libros de museos, uno que se necesita replicar con los derechos de autor, uno que debe gritarse al mundo. Porque en mi México el arte grita paz en ese episodio específico. Espero que reporteros famosos hablen de esto, que la mujer sea entrevistada y que sea digna de portada de los diarios que hoy publican odio y noticias falsas. Porque esta noticia es verdadera.
Las buenas intenciones siempre se quedan a medias. Las buenas intenciones necesitan accionar para que se complete su objetivo bienintencionado. Las buenas acciones son como bicicletas que necesitan aceite para que la rueda accione, las buenas intenciones sin cumplirse son como el pan sin mantequilla, como el libro sin publicarse, como el vino sin añejarse. Las buenas intenciones requieren del verbo, de la acción concluida, requieren de cumplir la ley cuando se promete hacerlo, de dar castigo si se merece, de probar la teoría explicada, de cavar el pozo cuando se enseña a descubrir tesoros. Las buenas intenciones no bastan sólo con decirlas porque la música prometida sonaría arrítmica. Son esperanzas falsas, animales sin cobijo, peces en la orilla.
El Performance es un arte que permite al artista probar su intención, su hipótesis, su idea, es el grito sonoro dentro del museo o el cuerpo expuesto del objeto que se injurió.
Hoy domingo agradezco haber tenido la luz de leerme en esa noticia. Hoy descubro que cuando las flores lleguen a casa en fechas próximas me hagan recordar que un grupo de artistas se resguardaron de atrocidades en cafés, que tuvieron que correr entre andenes con maletas de espías dejando su pasado en una mirada borrosa. Hoy descubro que mucho tiempo después París se llenó de gente rayando sus muros con los nombres de lo perdido. Hoy descubro que en mi País existe alguien que llenó de flores el miedo de muchos y que será recordado por estos dedos que están accionando la buena intención de contarlo en un escrito.
Paz para todos, envuelta de ramos…y con nombre de red: maria.se.llama.mi.amor
Siempre hay alguien que te espera…