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El dragón, la rosa y el libro…

Según las leyendas mitológicas el dragón escupe fuego. Es ese animal gigante que vuela, corre, quema, devora y persigue a su presa hasta destruirla. El valiente hombre que con espada se enfrenta a ese animal de escamas, si consigue vencerlo, será un héroe aclamado. Y si consigue hacerlo para que su lucha sea la salvación de una princesa lo convierte en mito reluciente que permanecerá a lo largo de la historia.

San Jorge o San Jordi es ese valiente que miles de años atrás según la leyenda hizo una hazaña majestuosa en su pueblo. Un dragón instalado en las fuentes de la pequeña ciudad necesitaba ser alimentado para darles a cambio el preciado líquido a sus habitantes. Primero le ofrecieron ovejas y el animal las devoró. Las ovejas comenzaron a menguar y ante la preocupación de no darle alimento decidieron en cabildo ofrecerle un sacrificio humano diario.

Cuando el turno de la princesa tomó lugar y estando ella casi dentro de las fauces enormes, el caballero con caballo blanco y espada afilada mató para siempre esa masa de piel gruesa y ojos desorbitados. El rey a cambio de este hecho le daría al hombre el nombramiento de Caballero y ahí, la historia de San Jorge sería acuñada.

San Jorge representa la religión, lo permitido, el orden, el deber ser, lo correcto. El dragón por el contrario, el paganismo, lo prohibido, el que toma ajeno, el que exige.

Así, con este cuento que da principio a las eternas historias de príncipes y princesas se gesta en el pasado una fiesta de celebración que sobretodo en Occidente se acuña en la región de Cataluña. Su conmemorar anual es de una belleza pulcra.

23 de Abril y otra historia independiente a la del Santo se comenzó a perfilar hasta que la Unesco determinó que sería el mismo día del fallecimiento de dos grandes escritores, de los más antiguos, de los más importantes: Cervantes y Shakespeare. Así con esto se crearía el Día Internacional del Libro.

En Cataluña específicamente se logró bajo el mando de Alfonso X que las dos fechas se fusionaran para instalar una fiesta en las calles. San Jordi, el patrono de los enamorados, cubriría con su manto el trueque perfecto entre una pareja.

Ella a él, un libro. El a ella, una rosa.

Y desde hace muchos años es en este día en el que la ciudad de Gaudí, en sus ramblas de Gótico hasta La Gracia, las librerías salen a las calles para disponer sus mesas de madera brillosa con la presencia de escritoras y escritoras, que manteniendo la paciencia a flote, firman sin límites los ejemplares de esos que llamamos libros.

Y las fiestas se celebran para lo que merece tener abrazo y aplauso y en el caso del libro es más que merecido.

Porque…

La lectura es de rosa y dragón, es tierna y también, en ciertas ocasiones, quema.

La lectura es un rey que protege a su princesa, protege de la ignorancia, de la realidad absurda, del mundo vuelto al revés.

La lectura es la princesa que se dará en sacrificio, porque la lectura cuesta tiempo, sacrifica momentos, se entrega para salvar masas de pueblos con sequía.

La lectura es la oveja que gustosamente llenará tu boca hambrienta y abrirá las puertas de la fuente cristalina.

La lectura es un pueblo entero que cuenta su historia en las páginas y que con miedo decide darle al monstruo alimento para apaciguar el terror. Por medio de ellos, se cuentan historias, se regalan datos, se enlistan fechas.

La lectura es la rosa que a veces tiene espinas y que otras son tan sedosas que se resbala en los dedos de las manos.

La lectura es el agua que es el bien preciado codiciado por todos y que es la responsable de una lucha que se sabe será vencida.

La lectura y el libro. Tan importantes para los pensamientos y la crítica, para ignorar menos, para viajar más. La lectura y el libro, tan inquietantes como sus hojas tiemblan y tan débiles que se recorren fácilmente.

Leamos, leamos más. Aunque sea una página, un párrafo, una sílaba, pero leamos más. Cada día un poquito, cada día un minuto más. Leer lo que interese, lo que guste lo que nuestros ojos y otros cuatro sentidos nos indiquen. Así, a lo largo de los días tendremos más pensamientos, más opiniones, más palabras pronunciadas, más signos de puntuación bailando en ritmos con cadencia rítmica.

Rosas y Libros, libros y espadas, caballos blancos y reyes, pueblos sin agua. Y merece una rosa a cambio de un ejemplar que en sus antepasados impulsaron a que un caballero con espada salvara a la princesa de un nefasto animal.

Siempre hay alguien que te espera…

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