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Dos lados, dos puertas, dos palabras…

Mucho me preguntan sobre mi ejercicio de escribir. Los domingos que han sido días favoritos se han convertido de una lectura frenética a cambiar el rumbo para escribir. Cambiar de artes y labores es una actividad de aplausos en un mundo que invita al tener solo tranquilidad. Y es que la tranquilidad forma parte de cualquier vida que la quiera invitar al sillón, pero elegir un rumbo diferente es el atrevimiento entre un cuadrado que no acepta círculos.

Hoy te digo que el imaginar las historias y hacerlas ciertas para darle su lado de certeza ha sido un gozo enorme. Me gusta ver la vida y lo que acontece para entregarlo de forma táctil. Hoy me convenzo que mover los dedos acordes con el cerebro es un ejercicio que requiere disciplina.

Soy de libre escritura, sólo una edición hago. Es rápida y va acorde con los miles de pensamientos que pasan por mi cabeza. Entre mis lecturas, si has advertido, he tratado de regalar otros puntos de vista, otras formas de ver las historias, otras cabezas que juegan encima de nosotros.

Hoy en el blog final del 2023 te regalo una última reflexión. En Enero regresará.

Hemos visto a lo largo de este año eventos que son perturbadores. Unos que nuestro corazón no puede aceptar. Furia, guerra, destrucción. Pero también hemos visto las sonrisas y estímulos de algunos que se juegan pellejos para darle otro color al mundo.

El mundo hoy es la advertencia de un scroll de redes sociales en donde las mentes solo guardan un pequeño tramo de una noticia que podría ser falsa, inyectada o bien, editada. Hoy más que nunca se debe de someter cada información a la belleza de la investigación. A la belleza de tomar el tiempo de profundizar donde se pueda alguna nota.

Sobre esto quiero platicarte una historia.

Cuando cursaba mis estudios universitarios nos solicitaron un video para cerrar una serie de conferencias de la Universidad. Mi equipo y yo decidimos usar escenas del nuevo Campus, divertidas y frescas y también musicalizar cada una. Elegimos una canción que cantaba Serrat y que dictaba al caminante que no tenía camino…

El vídeo fue un éxito pero mi mente curiosa no podía negar que ignorábamos quién era el famoso poeta que murió lejos del hogar. Así que me di a la tarea de encontrar el texto de Antonio Machado.

Poeta, dramaturgo, profesor, escritor y un bestial oponente de formas y dogmas, un hombre diferente, educado, estudiado que advertía las decadencias de las opulencias y de los himnos repetitivos. Un enamorado del campo libre y soberano, sin tapujos ni oligarcas. Machado siempre dio de qué hablar y sostenía cada una de las palabras. Abría puertas, cerraba otras, entre cerraba y abría para caminar a su ritmo de verso.

Machado sabía que incomodaba. Las personas que no están entre un bando y otro y eligen la dulzura y espina de advertir medios así son. El ejercicio del pensamiento crítico en ese mundo y el nuestro es similar. Nosotros elegimos por la opacidad de un scroll rápido, ellos elegían por la modestia de salvar su cuerpo por las circunstancias de nación.

Machado murió en Francia junto a su madre, hermano y cuñada. Un día en Cataluña advirtieron que los sublevados militares tomarían la ciudad condal y decidieron huir rápidamente hasta cruzar la frontera con el país de la mantequilla. En un pequeño poblado todos vieron sus últimos días.

De pena y dolor, en el exilio, siempre fiel a sus ideales republicanos, murió el poeta, Antonio Machado. Así decía el diario.

Cuando logré entender que el fondo de un video universitario hablaba de justicia, elocuencia, coraje, ideales, supe que habíamos elegido bien.

Desde entonces tengo en mi mente la letra de la famosa canción de Serrat.

El polvo que cubre el lugar es esa ceniza que se vela cuando ya no hay más por decir.

El caminante se cansa de andar.

Se hace camino por el hecho de defender y escuchar.

Todo pasa y todo queda y así con cada persona que muere en el intento.

Y Machado no perseguía la gloria, la gloria se la dieron a él por merecerla. Porque amaba los mundos sutiles y gentiles.

Porque volver la vista atrás, Machado sabía que dejaba a su España y que nunca regresaría a ella. Así que vio la senda que nunca regreso a pisar.

Hoy escribo las últimas letras del 2023 para llegar llenita el 2024. Hoy he cruzado puertas contigo que me lees y sé que abres para mí.

Mis dos palabras son simples y contundentes.

Muchas gracias.

Siempre hay alguien que te espera…

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